JAZMINES EN EL PATIO
Un tiempo extraño recorre nuestras calles
A su paso barre intenciones de ayer.
Nada parece real más allá de la puerta de la casa
Como escenas extraídas
de una novela negra.
Un silencio contenido, altamente contagioso, genera pasmo
La distancia se guarda.
El afecto se repliega en sí mismo
Si acaso se hace llegar de manera lejana, en código morse.
Mi piel extraña el roce: Casual o cariñoso –hoy no importa--
Ese roce que me lleva a sentir que sigo viva.
Hemos ido aprendiendo –a la fuerza—a contenernos,
a no abrazarnos como muestra de afecto.
Guardarnos cada uno en su propio capullo, los brazos sobre
el pecho.
Con la urgente confianza de emerger con vida de este encierro.
Romper el
sarcófago.
Extender las
alas.
Hoy nos queda aprender la lección: Vivir la vida de otra
forma, reinventarnos
Con los fragmentos de nuestra propia biografía –cada
cual—
Comenzar a armarnos como seres nuevos: Aligerar las pesadas cargas
del yo.
Pedir menos a la vida, estar dispuestos a dar más
Aprender a reír de lo más simple. Desterrar las sombras de la angustia
Conservar lo necesario, nada más. Desechar todo aquello que impide elevar el
vuelo
Y así, como esta mañana hacen los jazmines que hermosean mi patio
Danzar con la música de la primavera. Vivir el hoy a plenitud
No adelantarnos a un tiempo incierto
que aún no nos pertenece.
Vivir el aqui y el ahora a plenitud ciertamente.
ResponderBorrarEl sentir de todos. Gracias
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