¿Qué hay del otro lado del tiempo, amigos?
¿A dónde van con tanta prisa? Ustedes,
los de la vida buena, los del espíritu
prendido a la esperanza. Ese
cometa luminoso que vive con la vida
para ir a perderse en el ocaso
de cualquier domingo, así nada más.
Llega la noche oscura, luminoso puerto
para el navegante que se hace a la mar.
Aquí me quedo con mi
dolor océano.
Con la inocultable última imagen
tatuada en mis pupilas:
Un rostro inexpresivo.
Palidez absoluta,
cancelación de vida. Total silencio.
Sobre todo me quedo con esa gran pregunta:
¿Qué hay del otro lado del tiempo, amigos?
¿Qué les lleva a alejarse
con tanta prisa
de mi lado?
Estimada Maria del Carmen:
ResponderBorrarPor accidente de la vida, llegué a su blog!
Me ha encantado este poema porque me interpela, en ambos sentidos: al hacer la pregunta, y al sentirme culpable por el afan que nos separa de las cosas realmente importantes, los amigos.
Gracias por plasmar en este poema ese sentimiento.
Saludos desde Honduras!
Irina:
ResponderBorrarYo soy una convencida de que las casualidades no existen. Para mí el cosmos se maneja en varios planos y quizás en diversos tiempos, de modo que las jugadas de la vida así se hacen, de un plano a otro pero en un perfecto orden. Un gusto hallarte comentando. Va un abrazo de México a Honduras.