Por su belleza…
Por su belleza, por su sombra,
por mirar el color de su presencia
y apoyarme en su alterna permanencia
de verde techo y dorada alfombra,
el árbol cultivé que no se nombra;
se transformó su cuerpo en transparencia,
sus hojas y sus frutos, en ausencia,
en un charco de luz su fresca sombra.
Su tronco convirtióse en luz del día,
su copa se volvió el azul del cielo
y el aire devoró todas sus flores;
fue pura nada, pura poesía
lo que cuidé y regué con mi desvelo.
Recoge sueños el que siembra
amores.
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