Desde su regazo se teje la vida
Con el primer pálpito
Que sólo ella –al fin madre-- reconoce
en el claustro bendito de su entraña.
Ese día el cosmos se transforma
Nada será igual
Una vida nueva
Cambia los destinos
De la historia
para siempre.
Ella sabe y lo irradia.
Dios lo sabe y sonríe.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario