AMIGA
(Con especial
cariño para Lilia)
He
perdido a mis dos compañeros de guardia,
grandes
amigos,
a
causa del COVID.
¿Seré
culpable por seguir con vida
cuando
ellos han partido?...
Percibo
el dolor impreso en cada línea
que me hace
llegar.
Su
impotencia, un desánimo tan hondo
cual
boca de mina,
frente a
los números fríos de la estadística.
Acompaña
sus palabras una imagen:
Muestra
a los tres en ropa de trabajo
al inicio
de un turno.
Hago
mías sus palabras dichas
con doloroso
acierto:
Ellos
no son números, tienen cara y familia.
Seres
humanos que hasta ayer soñaban y reían,
Trabajaban
con ahínco guardia tras guardia,
poniendo
en cada turno su saber médico
por el
bien del paciente.
Ahora ya
no están
Ya
lloré, ya recé
Se va
haciendo chico el círculo de amigos.
¿Cómo
puedo consolarte, amiga?
¿Cómo
ayudo a romper ese círculo maligno
del
contagio,
el grueso
hielo de la indiferencia
que
parece aumentar con cada día que pasa?
Sólo
tengo el caudal de mi llanto para unir al tuyo,
mi mano
para sostenerte,
y estos
pobres versos destejidos
para acompañar
tus pasos.
El
tiempo hará el resto, amiga.
El
tiempo hará el resto.
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