Me encanta despertar cada mañana, pero nada se compara con las noches de plenilunio: Espero a que obscurezca y deseo que las nubes no atenúen tu resplandor, me impregno de tu magia, de tu luz y la mantengo encendida dentro de mí.
Así la obscuridad de la noche nunca será total, y en cambio serás siempre una promesa de que habrás de volver.
¿Acaso no es así como se viven los grandes amores...?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario