domingo, 6 de agosto de 2023

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

 

EL SEÑOR DE LAS MOSCAS

Quienes procuramos la palabra escrita para expresar nuestra lectura personal de la realidad, solemos ser reiterativos en ciertos temas.  Un tópico en el que –confieso—abundo mucho, es el de la violencia.  Entre los problemas sociales que hay en el mundo, y muy en particular en nuestro México, pareciera un nefasto común denominador en mucho de lo que fractura el orden social del país.

Durante los últimos días preparaba el material para esta columna. Vino a mi mente el caso de los papás de un niño de kínder en Cuautitlán, que atacaron a una maestra en las instalaciones del plantel.  Lo que más me alarmó de todo, es que la agresión ocurrió en presencia del menor.  Me pregunto qué consecuencias tendrá en su desarrollo como persona.  Si interpretará que así es como se resuelven las diferencias.   Vino un segundo escenario, de la rapera Cardi B a la que durante un concierto le arrojan el contenido de un vaso con cerveza y ella responde lanzando de manera violenta el micrófono hacia el sitio de donde provino la agresión.  Lo hizo de una forma casi refleja.  Por cierto, lo que son las cosas, a días después de lo ocurrido, el micrófono  está en subasta millonaria.  El tercer caso ocurre a nivel local de esta frontera: Una pugna entre dos abuelas por el cuidado de los nietos, termina en que una asesina a la otra.  ¿Acaso no fue irreflexiva su acción? Ahora sí que, desde prisión, la tiene perdida.

El último caso merece mención aparte: Un video que ha circulado en redes hasta el cansancio: La cámara de seguridad de un local de venta de comida en San Luis Potosí, capta la bestial agresión de un individuo adulto contra un joven empleado.  Pronto se conoció la historia: no era la primera vez que el cliente llegaba en actitud altanera exigiendo privilegios de atención.  El empleado –por cierto, menor de edad—le indicó que, como el resto, debería esperar turno.  El cliente se introdujo al área restringida para el personal para atacar de manera despiadada al chico.  Se conoció que el agresor es abogado de profesión y además instructor de artes marciales.  En el momento del ataque los testigos se quedaron pasmados, nadie hizo nada para detenerlo.  Cuando esto escribo ya hay orden de presentación en contra del agresor, pero no han logrado localizarlo. Afortunadamente el adolescente se ha recuperado de las lesiones. Se conoce que no es la primera vez que este individuo actúa de tal modo.

Apelo a  instancias socialmente reconocidas: Con apoyo de un buen amigo abogado, experto en leyes, tengo acceso al Código Civil del estado de San Luis Potosí que señala (cito): Artículo 144. El homicidio y las lesiones serán calificadas cuando se cometan con: premeditación, ventaja, alevosía, traición, cruel perversidad u odio […] Inciso II: Ventaja: cuando el inculpado no corre riesgo alguno de ser muerto ni lesionado por el ofendido […] Inciso V: Cruel perversidad: cuando el inculpado actúa sanguinariamente y con tal saña, que revela un profundo desprecio por la vida humana. (cierro cita) Es, pues, de elemental justicia  la intervención del poder judicial.  Confiemos en que, con la evidencia ocular del video y la ley en la mano, se proceda con la severidad que al caso corresponde.

Sorprende que el agresor sea  instructor de Artes Marciales.  Claro, ahora habrá que revisar si está registrada su escuela y vigente su certificación como marca la Federación. Sobre todo, porque no es la primera vez que se pone en evidencia la conducta violenta de este señor.  De niño mi hijo practicó el TKD hasta el segundo nivel de cinta negra.  Lo que le ha valido en la vida es el apego a los cinco principios del código de honor del TKD: Cortesía; integridad; perseverancia; autocontrol, y espíritu indomable. A lo largo de los años le ha abierto puertas y evitado problemas.  Lo más importante es que aprendió a contenerse, a defenderse solo en caso de ataque, algo que por fortuna jamás se ha requerido.

Esta agresión  me remitió al personaje de William Golding en su magistral novela “El señor de las moscas”, que narra la llegada a una isla de un grupo de niños náufragos tras un avionazo. Ante la ausencia de adultos, entre ellos se organizan en sociedad y definen una forma de gobierno  para sobrevivir. Desde el primer momento comienzan a  surgir diferencias que progresan a la descomposición social y a la pugna entre los niños, que más delante terminan  divididos en dos bandos. El conflicto  culmina con la muerte de uno de ellos y con el surgimiento de la leyenda de una Bestia (Belcebú, según sugiere la narrativa) que habita en la isla, y que está detrás de todo el mal. Lo que, acertadamente, señala el autor, es que la ausencia de límites propicia los conflictos sociales.  Me quedo pensando si no será la imperante impunidad nuestra propia Bestia.

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