Maestros
Lo que nos identifica a todos los mexicanos es que algún día estuvimos en la escuela.
Por pocos o muchos años, ahí aprendimos a ser y a hacer.
A comunicarnos, a hacer cuentas, a trabajar solos y en equipo.
En ese trayecto siempre nos acompañó un maestro, o varios. Renegar de ellos, vituperarlos, es un ejercicio de autodestrucción.
Es válido demandarles que sean cada vez mejores.
Para que sus alumnos, nuestros hijos, sean también cada vez mejores.
Pero al buen maestro hay que apapacharlo, para confiarle nuestro tesoro.
jvillega@rocketmail.com
Lo que nos identifica a todos los mexicanos es que algún día estuvimos en la escuela.
Por pocos o muchos años, ahí aprendimos a ser y a hacer.
A comunicarnos, a hacer cuentas, a trabajar solos y en equipo.
En ese trayecto siempre nos acompañó un maestro, o varios. Renegar de ellos, vituperarlos, es un ejercicio de autodestrucción.
Es válido demandarles que sean cada vez mejores.
Para que sus alumnos, nuestros hijos, sean también cada vez mejores.
Pero al buen maestro hay que apapacharlo, para confiarle nuestro tesoro.
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