MUERTE EN LA RED
Hay fenómenos que llegaron para quedarse, Internet es uno de
tales fenómenos cuya penetración social viene creciendo en lo que va de este
milenio, aun cuando muchos se resistan de entrada a participar en cuestiones
tecnológicas. La red es algo así como el
gran foro mundial donde puede hallarse cualquier cosa que se busque, desde lo
excelso hasta lo bizarro, pasando por una gama interminable de matices.
Para algunos nuestras actividades nos mantienen próximos al
ciberespacio, más que muchos otros. El pasado miércoles 26, poco después de las
8 de la mañana apareció un primer tweet del Washington Post dando la noticia de
algo que acababa de ocurrir, una reportera y un camarógrafo de una televisora
en el estado de Virginia acababan de ser muertos a tiros mientras grababan una
entrevista. A partir de esta primera
noticia y durante las siguientes cuatro horas fueron apareciendo fragmentos de
lo que finalmente resultó una mini ficción tipo novela negra: El asesino estaba
resentido contra la televisora por varias razones, y decidió disparar a dos de
sus elementos mientras grababan en vivo, capturar el asesinato, subirlo a Facebook,
y finalmente suicidarse. Como si en su
mente aquel macabro plan le fuera a dar los quince minutos de fama que nunca
sintió haber tenido.
Uno de sus propósitos fue grabar en vivo el asesinato y
subirlo a redes sociales, y conseguir que se volviera “viral”, lo que
finalmente no logró dado que se impuso una actitud de respeto por los
comunicadores desaparecidos, y el video no se viralizó como el autor del doble
asesinato pretendía.
Los norteamericanos han llamado a este un “social media
murder” (asesinato en redes sociales), lo que establece una nueva categoría de
contenidos en la red. Ya había habido
algunos videos relacionados con muertes posteriores, en particular con
suicidios, mismos que muchas de las veces fueron ignorados, cuando haberlos
atendido podría haber evitado una muerte.
A partir de lo recién ocurrido habrá que retomar el estudio de las redes sociales: No
son solamente entretenimiento, no son una simple moda, sino que implican una satisfacción
emocional que en realidad no se ha analizado con la profundidad que el caso
requiere. Esta supuesta satisfacción
emocional viene a ser en realidad una quimera,
tantas veces enajenante y hasta mortífera, y aquí va por qué:
Antes de la venta masiva de celulares los seres humanos
vivíamos bien con nuestros pensamientos, caminábamos y observábamos; esperábamos
el camión y meditábamos; coincidíamos en algún evento con personas conocidas y
platicábamos. A partir del momento
cuando cada individuo tuvo en su mano un aparato celular todo aquello
desapareció, es más, actuamos huyendo, como si temiéramos toparnos con nuestros
propios pensamientos. Contestamos el
portátil con absoluta desesperación, como si en ese justo rato fueran a
notificarnos acerca de una jugosa herencia, y no perdonamos nada para
contestarlo. Si vamos manejando lo
contestamos, si estamos en la mesa, igual hacemos, y hasta en las funciones más
privadas de la existencia es casi seguro que lo atendamos… ¡Actuamos como unos
enajenados al primer timbre del aparato!
Rehuimos cualquier instante de soledad, y el sentir que
alguien nos llama y por ende nos acompaña, nos brinda una sensación de
fortaleza tal, que nos sentimos capaces
de enfrentar el mundo allá afuera. De
este modo va manifestándose esa necesidad emocional que la tecnología parece satisfacer.
Algo similar sucede con las redes sociales, espacios
virtuales que nos permiten inventarnos un perfil, o un argumento, o cualquier
actitud. En el ciberespacio podemos ser
todo aquello que en la vida real no osaríamos ni imaginar; de alguna manera
estar frente a la pantalla inventándonos una personalidad nos empodera y hasta
nos embriaga, de modo que en estas
condiciones somos capaces de hacer aquello que en otras circunstancias no
intentaríamos.
Bryce Williams (cuyo nombre real era Vester Lee Flanagan),
el asesino: ¿Se levantó esa mañana con la idea de salir a matar a la reportera
y al camarógrafo? Difícil saberlo.
¿Tenía en su mente la remota idea de suicidarse? Mucho lo dudo. Parece que lo ocurrido se limita a una serie
de arrebatos momentáneos que lo llevaron a una cosa y a la siguiente, y ya “con
el vuelo” inicial, quizá pudo haber sido aún más grave la cuestión.
“Social media murders”: Un término que se incorpora al
bagaje cultural de nuestros tiempos, y que da cuenta del grado de enajenación
que podemos alcanzar cuando nos aislamos del mundo real queriendo habitar
nuestras propias fantasías.
No quede el hecho cruento como tal; sea un punto de
inflexión para analizar en qué elementos depositamos nuestra confianza y
fincamos nuestra valía como seres humanos.
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