Mi vida es un hilo, solamente un hilo de la vasta madeja con que se teje a México, en el sabio telar de nuestra historia.
Es un chispazo único entre mil millones. Momento que lejos de perderse va abriendo surco para sembrar semillas de esperanza.
Esta es la misma tierra que un día defendió la obsidiana del azteca. La que convocó el llamado de Dolores en un septiembre.
Es la tierra que ha costado vidas en la lucha contra hordas extranjeras. La que recogió el último aliento de Madero y Pino Suárez.
Ha sido marcada por la voluntad atronadora de los 20/20 con su tufo de pólvora, consolidada por la tinta en la Hacienda de Guadalupe.
Hoy la fuerza del cambio es mi sufragio. El hilo que habré de depositar con profundo respeto, junto a la voluntad de padres y abuelos.
Así me toca cumplir con ellos, con mi amado México, con el destino sagrado de mis hijos.
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