Y la gente se quedó en casa. Y leyó libros y escuchó, y descansó e hizo ejercicio, e hizo arte y jugó juegos, y aprendió nuevas formas de ser, y se quedó quieta. Y escuchó con mayor profundidad. Algunos meditaron, algunos oraron, algunos bailaron. Algunos encontraron sus sombras. Y la gente comenzó a pensar de otra manera.
Y la gente sanó. Y, en ausencia de personas que viven de formas ignorantes, peligrosas y carentes de corazón, la Tierra comenzó a sanar.
Y cuando pasó el peligro, y la gente volvió a reunirse, lamentaron sus pérdidas, e hicieron nuevas elecciones, y soñaron nuevas imágenes, y crearon nuevas formas de vivir y de curar a la tierra por completo, así como ellos habían sido curados.
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