domingo, 4 de noviembre de 2012

NARRATIVA DE JULIO CORTÁZAR: Fragmento de Rayuela

Una narrativa que nos llama a ocupar esos sitios de la memoria que hemos ido dejando atrás por  el paso del tiempo, las ocupaciones, las prisas, las angustias nuestras de cada día... Transportarnos mediante sus relatos a esos rincones de su infancia, que ahora también pasan a ser nuestros, de cada uno  como lector, constituye un modo de rescatar pedazos de nuestra infancia.   Rayuela, su novela más conocida,  logra este objetivo. M.C.
Pienso en los gestos olvidados, en los múltiples ademanes y palabras de los abuelos, poco a poco perdidos, no heredados, caídos uno tras otro del árbol del tiempo. Esta noche encontré una vela sobre una mesa, y por jugar la encendí y anduve con ella en el corredor. El aire del movimiento iba a apagarla, entonces vi levantarse sola mi mano izquierda, ahuecarse, proteger la llama con una pantalla viva que alejaba el aire. Mientras el fuego se enderezaba otra vez alerta, pensé que ese gesto había sido el de todos nosotros (pensé nosotros y pensé bien, o sentí bien) durante miles de años, durante la Edad del Fuego, hasta que nos la cambiaron por la luz eléctrica. Imaginé otros gestos, el de las mujeres alzando el borde de las faldas, el de los hombres buscando el puño de la espada. Como las palabras perdidas de la infancia, escuchadas por última vez a los viejos que se iban muriendo. En mi casa ya nadie dice “la cómoda de alcanfor”, ya nadie habla de “las trebes” —las trébedes—. Como las músicas del momento, los valses del año veinte, las polkas que enternecían a los abuelos.

Pienso en esos objetos, esas cajas, esos utensilios que aparecen a veces en graneros, cocinas y escondrijos, y cuyo uso ya nadie es capaz de explicar.Vanidad de creer que comprendemos las obras del tiempo: él entierra sus muertos y guarda las llaves. Sólo en sueños, en la poesía, en el juego —encender una vela, andar con ella por el corredor— nos asomamos a veces a lo que fuimos antes de ser esto que vaya a saber si somos.
Rayuela, capítulo 105
Tomado de la página  www.materialdelectura.unam.mx el 27/10/2012

Tumba de Julio Cortázar, Cementerio de Montparnasse, París. 

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