domingo, 12 de octubre de 2014

Carta a un normalista de #Ayotzinapa por Óscar Augusto


6 de octubre, 2014.
Tal vez nunca nos conozcamos en persona, pero yo ya te he visto; te vi en el cartel junto a tus 42 compañeros desaparecidos hace unos días después de que policías te dispararan en Iguala; te vi en el llanto de tu madre y la indignación de tus amigos que exigen justicia; te vi en la esperanza que tiene tu padre de que regreses con vida…
Te vi, y por un momento, me vi a mi mismo… ¿Qué pasaría si un día me desaparecieran como a ti? ¿Quiénes pensarían en mí? ¿De quién sería la incansable búsqueda? Mi madre, mis compañeros, mis amigos y mi padre seguramente actuarían como los tuyos.
Es inevitable preguntarme esto. Cada día que pasa se tipifica más el “delito” de ser joven o estudiante en México. ¿Cuántos desaparecidos más necesita este país para decir ¡ya basta!? ¿A las cuántas muertes vamos a entender? ¿Cuánto dolor nos cabe antes de estallar?
¿Qué nos queda si vivimos en un país donde las autoridades desaparecen estudiantes?
Nunca he estado en Ayotzinapa, pero por tantas cosas que he leído sobre ese lugar, pareciera como si ya lo conociera. Personajes como Lucio Cabañas y Genaro Vázquez se formaron en sus aulas, desde ese momento la Normal de Ayotzinapa ha sido cuna de estudiantes críticos e informados que trabajan por cambiar la realidad del país  y a pesar de que el gobierno ha querido cerrarla y se ha visto asediada por grupos armados e incluso por reformas educativas que quieren desmantelarla, han seguido al pie en la lucha por la educación.
¿Por eso te desaparecieron? ¿…por ser una piedra en el zapato de una educación que nos quiere  ciegos y sordos ante las necesidades de este país?
Te cuento que hace pocos días conmemoramos el dos de octubre de 1968. Salimos a marchar sin miedo, recordando a los estudiantes caídos de ese entonces, deseando que esa tragedia no se volviera a repetir jamás. Pareciera que  la historia nos está jugando una mala broma, pero no es así, la realidad es que vivimos de nuevo esos tiempos donde el gobierno actúa impunemente y desaparece y asesina jóvenes sin dejar rastro, sin un castigo de por medio.
Las fechas pasan y el calendario sigue intacto, recordamos un dos de octubre, recodamos Acteal, Aguas Blancas y  más masacres donde el gobierno junto a las fuerzas del orden han generado dolor, rabia e impotencia… hoy, al parecer, agregaremos una nueva fecha a ese calendario de memoria y resistencia al olvido: Ayotzinapa.
En comandos y con la fuerza de los fusiles nos arrancan los unos de los otros.
Cuando leí la noticia de que habían encontrado fosas clandestinas cerca de Iguala, sentí como si me hubieran arrebatado algo: al inicio pensé que se trataba de la libertad; luego supuse que había sido la esperanza. Finalmente me di cuenta que nos arrebataron más que eso, nos haces falta, nos faltan 43… como persona eres más que la idea vaga de la libertad o la esperanza.
Me arrebatan la dignidad para poder reclamarte vivo. Nos llenan de impotencia y nos duele personalmente. Me faltas tú y necesito, desde la honda rabia que me cabe, encontrarte con vida y gritar tu nombre, que mis manos te abracen y que abrazándonos sepamos que hay algo más en este valle de sombras que la desesperación y la desaparición.
Duele tanto, tantísimo,  como duelen tantas cosas en México. Hoy nos duele Ayotzinapa… se siente la tristeza, la impotencia, la indignación, el dolor y un clamor que exige justicia por ti y tus compañeros.
Pero una justicia grande, no la justicia chica que encarcela sólo a quien jala el gatillo, sino una justicia grande donde el daño es resarcido, donde los jóvenes vuelven vivos y los culpables -hasta los más poderosos- son señalados.
¡Vivo te llevaron, vivo te queremos!
Desde la distancia te abrazo, hermano, que este abrazo no sea el último y que este abrazo donde sea que estés te recuerde que alguien te busca, que a mí y a todos nos haces falta.
Atentamente: _________________, estudiante de algún rincón de este país.
Fuente original: http://masde131.com/2014/10/carta-a-un-normalista-de-ayotzinapa/
Publicada con autorización expresa de su autor. Imagen bajada de Google.

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