Halle paz mi
corazón en medio de la guerra,
y en mi interior lo necesario
para entender los derechos de otros,
en lugar de erigirme en duro juez
con vocación de verdugo.
Halle mi espíritu
la fina coincidencia que hermana,
en vez de tantas diferencias que dividen.
Logre mi palabra abrir caminos, alcanzar
acuerdos,
pero antes que nada, sepa yo entender
que mi derecho termina en el punto preciso
donde comienza el derecho de los otros.
Vayamos todos a construir la paz
como hermanos que somos,
con los sentidos abiertos
y la mente dispuesta a entender
la verdad del otro, que no conocemos,
y que el único fuego que arda
entre nosotros
sea el fuego del amor,
como hijos que somos
de una madre única, sol y tierra,
verde campo y agua clara,
preñada por los sueños
de paz y libertad por los cuales
empeñaron la vida
padres y abuelos.
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