Cada uno de nosotros va conformando, a lo largo de la vida, su propio imaginario personal. Coloca en él aquellos elementos que le marcan y le inspiran y que quiere tener presentes siempre: Puede tratarse de personajes del entorno inmediato; de figuras públicas; de expresiones u obras de arte. Cada uno de estos elementos tiene un significada particular para quien los guarda dentro. Son una inspiración de vida, de la que se echa mano, en particular en las horas difíciles.
Hay personajes que nos llevan a imaginar cómo sucedió, que teniendo una caja de herramientas como la de cualquier otro ser humano, pudieron abarcar tanto, llegar tan lejos, dejar una huella imborrable después de su muerte.
Estos hacedores de la historia me hacen recordar un fragmento de Lao-Tsé:
El Sendero del Cielo es este:
Vencer sin luchar,
Ser obedecido sin mandar,
Atraer sin llamar,
Obrar sin hacer:
La red celeste tiene las mallas anchas,
pero nadie pasa al través.
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