Por M.C.M.G.El 17 de mayo del 2009 la poesía latinoamericana perdió a uno de sus grandes. Falleció Mario Benedetti, el uruguayo que supo amar más que ninguno su tierra desde el exilio autoimpuesto, como él llamaba a su condición de rebelde frente a sistemas sociales con los que no comulgaba.
Nos ha dejado su vasta obra literaria traducida a varios idiomas, y que comprende fundamentalmente poesía; narrativa y teatro. Además de musicalizaciones que hizo con Serrat, Viglietti o Nacha Guevara. A través de sus escritos la denuncia social fue incansable; él dio voz a los que no saben hablar para defenderse; fue el amoroso protector de los marginados; de los amantes clandestinos; de los suicidas.
En la pluma de Benedetti cuadros cotidianos de la oficina, del café o de la estrecha vivienda en donde una pareja crea sus propios mundos de artificio mientras sorbe un mate, son pinceladas que nos presentan al ser humano de un modo tal, que no nos queda más que identificarnos con él y amarlo. No pocas veces los puristas del lenguaje han tachado su estilo literario, en el cual es notoria la costumbre de valerse más del lenguaje ordinario que de la metáfora. En mi mundo personal Benedetti es ese poeta que se mete muy dentro del corazón precisamente por su sencillez, por lo asequible de su palabra... es el poeta que yo aspiro llegar a ser algún día.
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